viernes, 31 de agosto de 2012

Campañas y acciones por la sanidad universal

Cuando las clases dominantes aprietan su puño sobre las clases trabajadoras es un buen momento para fomentar los populismos racistas y dirigir sus odios hacia las personas migrantes. En este sentido el Real Decreto Ley 16/2012 establece que las personas migrantes no contributivas deberán pagar una cuota para ser atendidos en la Seguridad Social, al igual que los españoles y españolas que no hayan cotizado.
En protesta, han surgido diversas iniciativas que apoyamos desde la Asamblea Popular de Moratalaz:
  • La campaña “Yo SÍ, sanidad universal” promueve la desobediencia civil de los profesionales que atienden en los centros de salud. así como la de los usuarios y usuarias
  • La campaña “Derecho a curar” de Médicos del Mundo,
  • La Semana de Lucha Europeadel 1 al 6 de Octubre propuesta por RAAS.
  • La Concentración del 1 de Septiembre en apoyo a la atención médica a las personas migrantes convocada por la plataforma “Tenemos derecho a la Salud sin condiciones” formada por Médicos del Mundo, Red Acoge, CEAR, Amnistía Internacional y Ferine. Será a las 12 de la mañana en el Hospital Gregorio Marañón. Si quieres ver el evento en facebook pincha aquí

Fuente: Asamblea Popular de Moratalaz en Madrid Toma Los  Barrios

martes, 14 de agosto de 2012

Sanidad deja en el aire la terapia de sin papeles con enfermedades crónicas

La decisión de dejar sin tarjeta sanitaria a los inmigrantes en situación irregular a partir del 1 de septiembre tiene a muchos en vilo. Entre quienes sufren la incertidumbre con más zozobra, a tres semanas de que acabe el plazo, están los sin papeles con enfermedades crónicas. Personas que necesitan diálisis varias veces por semana o una medicación contra el cáncer o el VIH que deben tomar diariamente o en ciclos, y que carecen de información sobre cómo continuar sus tratamientos a partir del día 1. Los facultativos, los centros de salud y las asociaciones tampoco tienen respuestas para ellos.

La Asociación para la Lucha Contra las Enfermedades del Riñón (Alcer) de Madrid recibió la semana pasada la consulta de un ciudadano guineano cuyo permiso de residencia caduca este mes y teme quedarse sin diálisis. Además, puede perder su sitio en la lista de espera para un trasplante. El portavoz de la asociación admite que, tras escucharle, no pudieron darle una solución. Simplemente, no saben qué va a pasar. En la misma duda vive Carmen Avellano, de 56 años. Esta chilena se somete a diálisis en su casa. “¿Tendré que devolver la máquina? Si no me hago la diálisis enfermaré aún más y me moriré”, declara. En la Asociación Española contra el Cáncer (Aecc) todavía no han tenido ningún caso, pero una portavoz no duda de que los habrá.

A ellos se suman casos de personas con VIH como el de Manuel (nombre supuesto), un inmigrante venezolano al que la comunidad de Madrid le retiró ya la tarjeta y se quedó sin medicación. Posteriormente se la prorrogó hasta el 31 de agosto, y ha podido volver a recibirla. “En el hospital me han dicho que es la última vez que me la dan”, relata.

Ante estos casos, el Ministerio de Sanidad mantiene un discurso monolítico. “Ningún paciente que lo necesite va a quedarse sin atención”, afirma una portavoz del departamento que dirige Ana Mato. Además, añade, “el criterio médico sobre las situaciones de urgencia es el que determina la atención. Es importante recordar que no corresponde al médico que atiende a un paciente verificar su situación legal, sino determinar la atención que debe recibir”.
El problema es que en urgencias no saben cómo abordar el asunto. “No ha habido ninguna instrucción sobre qué hacer”, dice el presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes), Tomás Toranzo. “Las urgencias están para lo que están, y en esos casos solo podemos pasarle la patata caliente a otros servicios”, afirma. El único caso en que podrían intervenir, afirma Toranzo, sería el de “una persona que, por una insuficiencia renal, necesitara una diálisis de urgencia. Y eso si el hospital tiene ese servicio”. Para el resto, nada: ni una quimioterapia programada ni, mucho menos, una medicación de las que solo pueden conseguirse en un hospital. “Nosotros solo prescribimos lo que se va a tomar en el servicio”, añade.

En ambulatorios y otros servicios sanitarios tampoco saben qué va a ocurrir con los enfermos crónicos graves. Ni centros de salud ni hospitales han recibido ninguna información sobre cómo atender a los sin papeles a los que se les desactivará la tarjeta sanitaria el 1 de septiembre. “Hemos preguntado y ni siquiera nos han contestado”, afirma una médico de Atención Primaria. Tampoco en los hospitales han recibido información. “Ni un dato, ni una circular… nada”, explican fuentes de gestión de un gran hospital de Madrid. Tampoco los especialistas saben a qué carta quedarse. De ahí que el Grupo de Estudio de Sida (Gesida) haya alertado hace 15 días de que entre 2.700 y 4.600 personas pueden quedar sin tratamiento.

La situación es tan grave que hasta la consejera de Sanidad de Murcia, María Ángeles Palacios (PP), apostó ayer por plantear “excepciones” a los enfermos crónicos. Palacios citó expresamente a las personas con sida, cáncer e insuficiencia renal. “No se pueden dejar a mitad porque salga una normativa, habrá que continuar y habrá que acabar con ellos”, ha aseverado. Parece que tampoco ella tiene claro que eso, según Sanidad, es lo previsto.

Los afectados

VIH. El Grupo de Estudio de Sida calcula que hay entre 2.700 y 4.600 inmigrantes sin papeles con el virus.
Cáncer. No hay datos de cuántos de los 160.000 diagnósticos de cáncer que se efectúan en España al año corresponden a inmigrantes irregulares. Si su proporción fuera igual que en el total de la población, serían 510 al año. Pero probablemente sean menos, porque los inmigrantes son en general más jóvenes.
Diálisis. En España hay unas 47.000 personas que usan estos servicios. Si su necesidad fuera igual entre los 150.000 inmigrantes sin papeles que en el conjunto de la población, los afectados serían 150.

Fuente: El País

jueves, 9 de agosto de 2012

Sin papeles ni médico


En agosto no todos se van de vacaciones: muchas de las 150.000 personas en situación irregular que tienen tarjeta sanitaria están enfermas. A partir de septiembre, este colectivo perderá el derecho a la asistencia sanitaria gratuita. Tendrán que abonar 710 euros al año –cifra superior a algunos seguros privados de salud- para ser atendidos en un centro de salud. Sin embargo, las personas sin papeles no pueden trabajar ni realizar actividad económica alguna con la que afrontar ese pago. Estos son algunos de sus testimonios:

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(sigue leyendo en El País

Los inmigrantes sin papeles recurren a seguros de salud privados para tener cobertura médica

Cuando Enrique A., de origen chileno, escuchó "en las noticias" que el Gobierno retiraría la tarjeta sanitaria a los inmigrantes sin papeles, casi le da “un ataque”. Trabaja en negro desde que llegó a España, “como muchos compatriotas”. “No tengo papeles pero no quería arriesgarme a quedarme sin médico”, explica Rubén. Así que no lo dudó. “Supe que me iba a quedar sin tarjeta médica y me hice un seguro”, afirma.

Ninguna aseguradora le puso pegas. “Lo único que necesita es el pasaporte y un número de cuenta en el banco, da igual que no tenga NIE”, confirman en Sanitas. La misma respuesta ofrecen desde Adeslas y Asisa. Y ni siquiera la cuenta bancaria es un requisito obligatorio. Basta con que cualquier persona esté dispuesta a prestar su número de cuenta para el cobro.

“Al menos yo lo puedo pagar, e incluso me sale más barato que los 710 euros que exige ahora Sanidad”, argumenta Enrique. Hay pólizas desde 35 euros al mes. La de Enrique cuesta 49 euros mensuales, es decir, 588 euros al año, aunque tiene copagos de entre dos y cuatro euros y medio en función del tipo de consultas y pruebas médicas. Adeslas, por ejemplo, ofrece ahora un seguro, para un hombre de unos 30 años, de 56 euros sin copagos, con cobertura nacional e internacional, si bien esta última no es completa y conlleva el pago por adelantado con un reembolso del 80% y hasta un límite anual de 150.000 euros. En cualquier caso, son 672 euros, también por debajo de los 710.

“Los inmigrantes sin papeles son ahora uno de nuestros objetivos”, admiten fuentes de una empresa de seguros de salud, que reconocen que desde abril, cuando el Gobierno anunció la retirada de la tarjeta sanitaria a sin papeles, ha aumentado el número de inmigrantes irregulares que contratan este tipo de seguros. En la batalla por captar nuevos clientes, las empresas ofrecen cada vez mejores ofertas. Por ejemplo, desde el pasado 1 de agosto, quien contrata con Adeslas puede beneficiarse de dos meses gratis.


Fuente: El País 7/8/2012
 http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/08/07/actualidad/1344342220_424026.html

miércoles, 8 de agosto de 2012

Sanidad exige 710 euros al año a los sin papeles por ser atendidos

Los inmigrantes irregulares con más de 65 años abonarán el doble

Embarazadas, asilados, víctimas de trata y menores no pagarán

Los extranjeros podrán acceder al servicio si llevan un año empadronados

 

Después de sacar a colectivos como los inmigrantes sin permiso de residencia de la asistencia sanitaria pública —excepto la urgente—, el Ministerio de Sanidad planea crear, bajo el nombre de convenios especiales, una vía para que estas personas puedan volver a ser atendidas en el sistema público. El método elegido es que puedan suscribir algo parecido a pólizas (convenios los llaman) con pagos que se asemejan a los de los seguros sanitarios privados.
La orden que prepara el Gobierno de Mariano Rajoy, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, establece que las personas menores de 65 años que quieran ser atendidas en hospitales y centros de salud públicos deberán pagar 710,40 euros al año —59,20 mensuales—. Desde los 65 años en adelante, el coste ascendería a 1.864,80 euros anuales (155,40 al mes).

Según los cálculos realizados para esta propuesta por el Ministerio de Sanidad, los menores de 65 años pagarían 177,5 euros menos de lo que se estima, por término medio, que gastará cada persona en esa franja de edad, y los mayores de 65, 466,3 euros menos, que serían asumidos por las Administraciones. La memoria económica que acompaña al borrador concluye que “este nuevo convenio no tendría impacto económico significativo”.


La orden es el desarrollo del real decreto publicado a finales de abril de este año, que delimitaba el acceso a la sanidad pública, y de un segundo decreto publicado en el Boletín Oficial del Estado del pasado sábado, que recoge cambios como devolver a los mayores de 26 años que no han cotizado en la Seguridad Social la condición de asegurados y dejar fuera a quienes tengan rentas superiores a los 100.000 euros anuales.
La medida afectará a quienes no estén asegurados ni sean beneficiarios del Sistema Nacional de Salud, como es el caso de los inmigrantes sin permiso de residencia, a partir de septiembre. Pero ni siquiera todos ellos podrán acceder a un convenio de este tipo, ya que tendrán que cumplir dos requisitos: llevar al menos un año empadronados en España y no ser beneficiarios un sistema de sanidad pública. No hay una cifra de posibles afectados. Al comparar los datos del padrón y las altas en la Seguridad Social, salen unos 150.000 extranjeros en situación irregular, pero parte de ellos (alrededor del 15%) son menores, y para ellos sí va a haber atención sanitaria pública.
Firmar estos convenios será voluntario, y estos no cubrirán el pago de las medicinas o el transporte sanitario, que correrían a cargo, por completo, de las personas que los suscriban.
No pagar una de las cuotas tendrá como castigo tres meses de suspensión del convenio —es decir, que durante ese tiempo se les negarán los servicios sanitarios no urgentes—. Si en ese tiempo se corrige el impago, el convenio seguirá en vigor pero, si no se salda la deuda, se extinguirá el derecho a la asistencia sanitaria.
A colectivos especiales, como las inmigrantes embarazadas —a las que la sanidad pública tiene que atender obligatoriamente durante su embarazo, parto y posparto— y los menores extranjeros, se les mantendrá el acceso en iguales condiciones que a los españoles (gratis), pero se les aplicará un copago farmacéutico del 40%. Las víctimas de trata que se encuentren en el proceso de reflexión establecido por ley y quienes hayan pedido asilo en España también podrán acceder a la sanidad pública.

Con este cambio, el Ministerio de Sanidad establece una doble vía entre quienes sean atendidos por la sanidad pública: quienes estén asegurados, que ya de por sí pagan más que antes por medidas como el copago farmacéutico y el futuro medicamentazo, y quienes no lo están, que podrán acceder a lo público pagando como se hace en el ámbito de la sanidad privada —aunque sin las oscilaciones de precio en función del sexo—. De hecho, el precio de los convenios se asemeja a las cuotas mensuales de aseguradoras como IMQ, que cobra por un paquete sanitario básico de 56,77 euros mensuales en adelante —119.09 euros al mes en el caso de, por ejemplo, una persona de 66 años—. Sanitas cobra cada mes a un hombre de 45 años 40 euros en el seguro más barato.

Los convenios especiales contarán con descuentos para aquellas personas que tengan familiares a su cargo —personas mayores y discapacitados—. A partir de la segunda persona que dependa de ellos, se descontará el 15% —cuando ya sean tres o cuatro suscriptores en la misma familia—. A partir de ahí, la rebaja será del 25%.

La orden, que está en el proceso de consulta previa entre los organismos afectados, es el paso siguiente a la delimitación del aseguramiento sanitario que impuso el Gobierno de Mariano Rajoy a través del real decreto de abril. Este impulsó grandes críticas de algunas comunidades, como Andalucía, País Vasco y Asturias, que ya se han opuesto a cerrar las puertas de sus centros de salud a los inmigrantes, pese a la orden del Ministerio de Sanidad de dejar de hacerlo a partir de septiembre.

Serán las comunidades las competentes para implantar el sistema de convenios, de comprobar la documentación y de expedirlos, pero el Gobierno limita sustancialmente su margen de maniobra, estableciendo que será el Ministerio de Sanidad el competente de actualizar cada año la cuantía de las cuotas y acotando a la cartera básica las prestaciones a las que podrán acceder quienes firmen los convenios. En manos de las autonomías solo está la manera de cobrar las cuotas.

Esta sorprendente orden llega justo cuando los extranjeros en situación irregular están a punto de perder la tarjeta sanitaria, que les será retirada a todos el 31 de este mes. Es una especie de concesión del ministerio, después de que todos los colectivos profesionales, médicos, enfermeros y farmacéuticos criticaran la decisión de dejarles sin atención. Sanidad insiste en que restringir el acceso ahorrará hasta 1.500 millones, pero profesionales como los especialistas en infecciosas afirman que, a medio plazo, los que queden fuera del sistema supondrán un gasto mayor.

Cómo queda la prestación

Trabajadores y pensionistas. Todo el que haya estado de alta en la Seguridad Social tendrá atención sanitaria pública.
Otros españoles. Quienes nunca hayan tenido tarjeta (personas sin recursos, rentistas o profesionales como arquitectos o abogados que tienen mutuas propias) serán atendidos si no ingresan más de 100.000 euros al año.
Comunitarios. Los ciudadanos de países de la UE tendrán atención sanitaria si sus países cubren la de los españoles en sus respectivos países. Si no, deberán contratar un seguro o pagarán la factura cuando vayan al médico.
Extranjeros no comunitarios. Si están en situación legal (con visado de trabajo o de estudios, por ejemplo) e inscritos en el registro de extranjería, podrán acceder al sistema sanitario como un ciudadano más.
Embarazadas y menores de edad. Tienen atención sanitaria gratis, igual que asilados políticos y víctimas de trata. O eso parece, porque el borrador, por un lado, parece que lo deja claro, pero luego establece una cuota para las personas de cero a 64 años, con lo que parece que los menores tendrán que pagar. El resto de los sin papeles solo podrá ir a urgencias, salvo que firme un convenio.

Fuente: El País 

martes, 7 de agosto de 2012

Ya son 823 los médicos que se acogerán a la objeción para atender inmigrantes

Más de 800 médicos, en concreto 823, han manifestado ya su intención de acogerse a la objeción de conciencia para seguir atendiendo a los inmigrantes irregulares que sean sus pacientes, mediante su inscripción en el registro de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitario (semFyc).


Esta organización, la más representativa de Atención Primaria con unos 22.000 socios, puso en marcha este registro el pasado mes de julio y lo hizo con el fin de recoger la voluntad de los médicos que quieran objetar.
Para ello, los profesionales sanitarios solo tienen que rellenar un formulario a través de la página web de la SemFyc —www.semfyc.es—, en el que manifiestan su voluntad de querer ejercer la objeción de conciencia ante el real decreto aprobado por el Gobierno, ya que, subrayan, "deja sin prestación sanitaria a personas que hasta ahora habíamos atendido en nuestras consultas".

Su deber ético profesional

En el texto, el médico expresa también que su lealtad con los pacientes hace que no sea posible faltar a su deber ético profesional e incurrir en el abandono.
El documento se enviará al Colegio de Médicos Provincial, al Servicio de Salud correspondiente (excepto Andalucía, Asturias, Cataluña y País Vasco, que han anunciado su intención de seguir prestando atención a los "sin papeles"), a la Organización Médica Colegial (OMC) y a la sociedad federada correspondiente (en caso de ser socio de la semFYC).
El Grupo de Trabajo de Bioética de esta sociedad científica ha elaborado un documento que recoge su disconformidad con la medida del Gobierno de retirar la tarjeta sanitaria a los inmigrantes irregulares a partir del 1 de septiembre y que defiende que la lealtad del médico al paciente debe prevalecer.


El Consejo de Ministros de este viernes aprobó la normativa que desarrolla a su vez el real decreto de la reforma sanitaria y que establece los mecanismos para evitar el "turismo sanitario" y el "uso fraudulento" por parte de los extranjeros de los servicios de salud, que permitirá un ahorro de cerca de 1.000 millones al año.
Respecto a los extranjeros que residan en España de forma irregular, se les prestará asistencia de urgencia, por enfermedad o accidente, atención en el parto, embarazo y postparto, así como a los menores de 18 años.

Fuente: 20minutos